sábado, 7 de noviembre de 2009


En Mexico experimenté cierta sorpresa ante el grado de tensión existente entre lo que Jovellanos llamaba "el furor de mandar" y el gusto correspondiente por desobedecer. No es que esa tensión nos sea ajena en absoluto. Puede rastrearse facilmente en la literatura sobre el proceso de democratización de las actitudes ciudadanas en España... está presente en la cuestion de la picaresca como carácter nacional... El caso es que en el Mexico de hoy dicha tensión toma formas verdaderamente agudas; por ejemplo, en esa señal de trafico que uno encuentra en las autopistas y que reza: "No destruya las señales".

En la metaseñal que se vuelve sobre las reglas constitutivas del juego mismo de la reglamentación hay todo un síntoma del deterioro o la debilidad de los consensos que hacen posible el juego...

(Simbolos en la ciudad-Lecturas de Antropología urbana)

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