Una semana antes del desembarco de las tropas estadounidenses y el inicio de la Batalla de Okinawa, en marzo de 1945, soldados japoneses estacionados en su aldea dieron a los hombres dos granadas de mano a cada uno con la instrucción de arrojar una contra los estadounidenses y después matarse con la otra.
La mayoría de las granadas no explotó. Después de ver a un ex jefe distrital cortar la rama de un árbol y usarla para matar a su esposa e hijos, rápidamente Kinjo y su hermano mayor siguieron el ejemplo.
"Mi hermano mayor y yo golpeamos a nuestra madre, que nos trajo al mundo, hasta matarla", dijo Kinjo en una entrevista en la iglesia central de Naha, donde es el ministro senior. "Yo lloraba, claro está. También dimos muerte a golpes a nuestro hermano y hermana menores".
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