(…) Nosotros, los adultos, reducimos la gran variedad de ruidos que podemos producir y solo retenemos aquellos que permiten una mejor comunicación. Son abandonados o pasan desapercibidos los ínfimos movimientos musculares de la laringe y el soplo, ensayos abortados o elementos componentes, iniciales o intermediarios, de expresiones especializadas de la voz (…)
Guy Rosolato
Pregunta: Demetrio ¿te reconoces como andrógino?
Demetrio: En mi trabajo musical aparece claramente mi naturaleza andrógina. Tengo dos voces; una masculina, una femenina, y adopto ambas, separadamente y simultáneamente.
Pregunta: ¿Poseer dos voces, una masculina, otra femenina, significa que también posees esas dos naturalezas?
Demetrio: Yo soy hombre; no soy homosexual, tampoco bisexual. No obstante, reconozco que poseo dentro de mí, y cultivo, un fuerte componente femenino. Yo, lo expreso sobre todo a través del sonido original, es decir, de la voz. Es una sorpresa para todos cuando adopto mis dos voces al mismo tiempo. A fin de cuentas, no tengo definitivamente un aspecto femenino.
Pregunta: ¿Psicológicamente, en qué consiste tu androginia?
Demetrio: En la sociedad y en la cultura occidentales, la audacia, la agresividad, el valor, la violencia son valores considerados masculinos; otros, como la ternura, la sumisión, la capacidad de comprensión, la dulzura, como femeninos. Yo pienso que esa es una distinción cultural, que son artificialmente exaltados en la mujer y en el hombre algunos valores en perjuicio de otros, aunque se trata de un patrimonio común a ambos.
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