lunes, 3 de agosto de 2009

A mi lo que me interesa no es copiar ni imitar, a mí lo que me interesa es robar directamente


Fatima Miranda - Concierto en canto (1994)

“Sobre mi último disco, Concierto en Canto, mi trabajito me ha costado, no sólo por el hecho de componer, ensayar y grabar, con lo que ya cuentas, y además de hacerlo con el extraordinario ingeniero de sonido Andrés Vázquez, con quien ya grabé mi primer CD y es un lujo. Lo más arduo sucede cuando tienes que insistir en aspectos básicos de los que yo no tendría que preocuparme, como las auténticas meteduras de pata de la fotomecánica o las faltas de ortografía de francés e inglés en el texto que yo había dado perfectamente traducidos. El diseño gráfico del libreto lo hice con Ubaldo Garrido, con quien ya he trabajado tres veces por que es buenísimo, para mí en todo caso. De manera que una vez aceptado el arte final propuesto, me parece elemental que sea respetado hasta el final, un azul cobalto no es un azul verdoso y un papel verjurado no puede imprimirse como un cuché. Mi formación en este sentido me juega buenas y malas pasadas, quiero decir con esto que me es muy difícil no ver los gazapos y he tenido que pasar varios. Cualquiera de mis discos son producto de una entrega enorme, casi de mis entrañas, y su aspecto exterior por tanto ha de guardar una coherencia con la música que contiene, ya que detalles de impresión que parecen nimios son tan sutiles y determinantes como los microtonos al hacer un glisando, y quien no lo capte ¡allá el!”

(...)De cualquier manera, el cantar-niño de Fátima es vientre de vidas que con sus inciertas edades nos zumban y misteriosamente nos taladran, tocan nuestros vacíos, o mejor los producen con su voz troquel para hacerlos respirar, para llenarlos de secreto y de soplo. Pues hay sonares, los de Fátima, que en llegando nos trabajan y laboran durante tiempo, entrenándonos, para hacernos a ellos y con ellos, madurándonos, llenándonos de virtus y sutilezas(...) Fátima dice a veces: “Mi voz soy yo. Todo lo que uno es, está en su voz. Basta con adoptar una actitud de espeleólogo del sonido, para obtener un retrato de quién habla, con sólo escucharle”. Y este poder de introspección (también en el otro), certero cual manipulador de microscopio, le crece a la cantante Fátima Miranda mediante una paciente y escrutadora autoescucha e incorporación de técnicas vocales inusitadas que se han integrado en ése, su mueble-cuerpo, tras haber buscado y localizado apoyos, abierto resonadores, y tensado y relajado zonas muy concretas. Todo ello con el fin de poder hacer consciente la percepción subjetiva de complejos mecanismos fonadores y la ubicación de vibraciones sutiles. Este autoanálisis, insisto, consciente, le permitirá vehiculizar y dosificar con precisión ciertas
cantidades de aire entre determinados músculos, huecos y mucosas más o menos húmedas y le concederá esa gran libertad de canto de la que goza(...)“Cambiar tu voz te
cambia”, dice Fátima y esto es, con frecuencia, lento y doloroso, como el parir(...)Hoy, el canto, aún tocado de muerte, te relega a un mundo de magias, y ese mundo se nos viene encima sin remedio(s) cada vez que Fátima nos lanza por la brecha de la boca su muy peculiar “chorro de ídolos”(...) Lo que Fátima Miranda, cuando canta, exige del que la escucha, es un total dejarse llevar por la dispersión
y el espejear de las sonoridades unas respecto a otras. Cada una, tomada aisladamente, irradia en todas las direcciones posibles a partir de su propio centro. Pero tan pronto como encuentra otra sonoridad, la sobredetermina e incluso tiende a fundirse como ella, en un acto que los Budistas chinos de la secta Hua-yen (en japonés Kegon) llaman interpenetración sin obstrucción. Fátima Miranda vuela así de una tesitura a otra, de un ámbito a otro, de un timbre a otro, como si su voz tuviese el don de la ubicuidad; y no menos sorprendente es el magnetismo que ella derrama: por mi oído y por mi garganta, me siento arrastrado a seguir cada vuelo de esta voz mágica; debo salir de mí mismo, escapar de mí para poder pegarme a cada nuevo sonido; asumo la ubicuidad de la voz escuchada esforzándome -¡labor imposible!- en identificarme con su recorrido, como si mi escucha describiera este recorrido, como si ella escribiera bajo el dictado de esta voz. Jamás, tal vez, la ligazón profunda entre una voz y los latidos secretos de quien la escucha se consigue con tanta intensidad. El genio de Fátima Miranda reside no solo en su maestría, común a todo virtuoso de la expresividad, para poner en escena este vínculo, es decir, para hacer latir los corazones, sino más bien, al margen de toda puesta en escena, para multiplicar y desmultiplicar hasta el infinito los golpes y palpitaciones del cuerpo mismo. Por la unicidad-ubicuidad de su voz, despierta, como
decía Roland Barthes, “lo que late en el cuerpo”; pero también “lo que hace latir al cuerpo”; o mejor “aquel cuerpo que late”. La voz de Fátima Miranda es el surgimiento de un mundo(...)


“Pues es que a mí... me hicieron así. No me lo propongo. Tal vez, así todo junto, suena muy pretencioso: se habla de La Voz Liberada, pero para que ésta salga con toda fluidez y sin pensarlo más, el cuerpo ha de estar ligero y acompañado de una gestualidad natural. Esto sólo se logra a partir de una disciplina y de un trabajo largo y consciente que ayuda asimismo a liberarse de vicios vocales adquiridos. Esa gestualidad orgánica contribuye también a producir con precisión el sonido deseado. Hay actitudes escénicas premeditadas como en el caso de El Principio del Fin, en el que llego a bailar casi break dance, o en el de percuVOZ, donde hay una cierta coreografía: Aquí empleo la forma de canto difónico y de espaldas al público, y a base de flexiones, los armónicos que emito viajan y crean unas melodías y otras en función del movimiento. En el monólogo La voz cantante de mi primer disco en solitario Las voces de la voz hay un montón de personajes. Sé que voy a interpretar a una niña pequeña, una mujer superseductora o con una rabia extraordinaria, todo ello lleva un orden y una musicalidad, en esto no hay ninguna confusión, la estructura está prefijada; ahora bien, si para demostrar la rabia voy a emplear un tono u otro, depende de lo que a mí me esté dando la propia escena y el público, que es mucho y determinante”

“De hecho el proceso compositivo y creador culmina en el escenario. Existe algo de ritual en esto. Naturalmente yo me preparo y concentro antes de salir al ruedo, pero hay además algo que sucede en el momento y que te alimenta enormemente, una especia de bucle de retroalimentación por el que te dan y das, esto es muy grande, es como amar y ser amado, quieres más y das más... Es extraordinario. En definitiva la inspiración, la musa, no es algo que por arte divino se te aparece de repente, se trata más bien del poso lento y de la integración de todo un batiburrillo formado por su propia naturaleza, tus estudios, trabajo, emociones y por la memoria consciente o no de tus experiencias sonoras y vitales”



“No tengo ninguna pretensión documental en coleccionar todos los cantos de la tierra, pero me voy encontrando algunas cosas. Unas sorprendentes y otras en las que me reconozco. Cantar es algo muy gratificante, tremendamente sano. Si trabajas con armónicos, como en el canto difónico, aún más. Cuanto más pura y exquisita es la música más te nutre el espíritu, así ocurre con el dhrupad. Otra cosa es que yo te lo venda como un producto del que sacar... Le damos a usted unas cuantas jaculatorias de canto difónico para ganar un terreno de felicidad. Hablo de una actitud honesta. El canto difónico es una técnica más. Es, con todas las técnicas, las inventadas por mí o las aprendidas, que vas creando un lenguaje. Hacer poesía o música va mas allá de la técnica. Se ha dado en llamar canto al bel canto, únicamente al canto lírico. La ópera nace en el siglo XVII y el bel canto en el siglo XIX, es por tanto una convención, un invento relativamente reciente. A través de la historia quienes se han tenido por cultos, fueron restringiendo cada vez más este concepto hasta llegar a llamar canto solamente a la ópera. Recientemente se están recuperando otras tradiciones, de las que se están difundiendo solo algunas,
como puede ocurrir con las voces búlgaras, pero hay por el mundo tradiciones vocales de una riqueza y un virtuosismo extraordinario y que no tienen nada que ver con la impostación del bel canto: impostan, pero de otra forma”


“Dispongo en mí de un instrumento variado que no es la voz cantada habitual, sino además, la de un instrumento de viento o percusión; para mí sin embargo los estudios de canto clásico han sido importantísimos para llegar a tomar conciencia de mi instrumento. Creo que es muy bueno saber de qué se dispone, hay gente que se lanza a improvisar con la voz y hace lo que le sale en el instante, sin poder determinar muy bien qué hacer en cada momento. En este sentido soy muy exigente. No se trata de hacer un catálogo de recursos ni de mostrar una acrobacia tras otra, de subir cuatro octavas o descender otras tantas. Se trata de hacer música como cuando compones para cualquier otro instrumento cuyas posibilidades tímbricas y de registro conoces de antemano”. “Hay que invitar a la gente a reflexionar sobre nuestras raíces, sobre aquello que nos ha sido despojado en función de la verborrea, de las palabras que quieren decir tanto, de lo inteligible. En nuestro siglo se ha producido una crisis de la oralidad. En absoluto menosprecio la literatura impresa pero es triste que hayan desaparecido las plañideras, las albórbolas gallegas (aturuxos) y vascas (irrintxis), los yodels baleares, el silbo gomero. Cantidad de expresiones, gritos, murgas letanías, onomatopeyas o pregones que han estado ligados a la vida de la ciudad y de los campesinos, aquellos cantos de boda, de trabajo...”
“Como dirían quienes saben de ello, El Sonido de la voz que responde tiene capacidad mántrica, que va muchísimo más allá del significado. Los colores, los timbres, la expresividad de todas aquellas tradiciones orales que se han perdido e incluso los nombres propios de las personas eran mucho más que ornamento. Los cantantes experimentales o como se nos quiera denominar, contribuimos de alguna manera a recuperar esto e invitamos a la gente a desarrollar otro tipo de escucha más fina, profunda y atenta... Escuchar de otra manera es vivir de otra manera, te ayuda a percibir el mundo de otra forma. Tengo clara mi postura, mi trabajo es un registro de un proceso de evolución personal y va totalmente ligado a mí, a mi vida, a mi obra. Hay que superar los compartimentos estancos rockjazzyeyenewagefuncky, y si no, preguntémonos ¿por qué a camerinos vienen desde niños hasta abuelitas o filósofos encantados?”


“La voz es muy poderosa, tiene aquello de ser inmaterial y sin embargo de unir lo exterior con lo interior, las ramas con las raíces, el aire con la tierra. La voz que es nuestro habitual medio de comunicación une fuerzas de contrarios y por ello tiene algo de misterioso e inexplicable que conviene no olvidar ya que va más allá de lo inteligible y nos delata”

No hay comentarios: