viernes, 25 de septiembre de 2009

Andrzej Pagowski




















5 comentarios:

Arturo Borra dijo...

Hola Bashevis, no tenía identificado a este diseñador y dibujante polaco, a pesar de haber diseñado cosas tan interesantes como los carteles de “El imperio de las pasiones” y de “Sin final” de Kieslowski. Una de las tantas pruebas –innumerables, habría que decir- de lo que se nos escapa, de todo lo que desconocemos.
Si algo salta a primera vista es la virulencia de estas imágenes: un mundo que estalla en las manos, que sangra en la tinta, que convierte al ser humano en un animal con garras, presto a la depredación. No por azar aparecen los cuervos aquí, ávidos de oro. También aparece el incendio de la sexualidad, y cada imagen invita a abrir la cerradura de los ojos.
En cualquier caso, las imágenes que más se acercan al cómic son las que menos me gustan, pero difícil permanecer indiferente a este despliegue crítico.
Gracias por compartilo.
Un saludo,
Arturo

Bashevis dijo...

Me alegra verte por Trobriand, Arturo.

Cierto, tanto se nos escapa, y a todo no se puede estar. Sorprende la pobreza del cartelismo occidental hoy día... estéticamente planos, como anuncios de perfumes o videojuegos. Sorprende como contrapunto la portentosa cantera de cartelistas brillantes del este, Asia y Sudamérica en un momento dado de la historia del cine. Saltan a la vista estas relecturas visuales, aportando una vuelta de tuerca a la película (o al libro…o cual sea el motivo de la ilustración)... como debería de ser.

SaLuz.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Bash, pepe de sopa de poetes ha estado rescatando a algunos cartelistas (añorando las viejas épocas en las que te detenías a mirar las marquesinas de los cines y veías pelis en continuado sin parar ...).

El cartelismo siempre me fascinó. Hace tiempo escribí algo sobre los afiches espléndidos y envenenandos para las pelis de los estudios UFA que ahora no puedo encontrar (soy taaaan desordenada).

Estos son para mí un descubrimiento y me dejan sin aliento.

El análisis de Arturo es certero, como siempre. Hay una carga de violencia como un latigazo y también un juego natural con el absurdo fundidos en una mezcla formidable.

Trobriand es inagotable. Trobriand es Bash.

Tu trobriandesa.

@SusVersiva dijo...

Antes ya me quedé de piedra mirando los carteles. Algunos verdaderamente impresionantes (ese Dejà vu: sin palabras; el pájaro reducido a anclaje de clavos, los violentos, los que evidencian la falta de habla... son enormes metáforas de lo que sigue siendo el mundo).

Ahora coincide con que hago el circuito inverso: vengo de la siguiente entrada, la del universo-niño, y caigo en la cuenta que tu disposición de los carteles constituye uno de los juegos que improvisaba con mi Reina hace unos años: cada una podía dibujar una cabeza cualquiera (aquí están esos cuervos), la otra, sin ver el dibujo anterior, dibujaba el torso (este hombre de sexo incendiario); cualquiera dibujaba los pies. El asentamiento en tierra, aquí, son las manos que dirigen la vista.

Si aún fuera igual de pequeña, seguro que me explicaría por qué las cosas pueden ser así en Trobriand (justo antes de salir volando).

Este pájaro... claro Trobriand inagotable. Nada parece demasiado lejano para ti!

Besos!

Portinari dijo...

Conocía a este cartelista y ya me gustó en la exposición donde lo vi, cuanto menos que al verlo aquí cobijado en Trobriand.

La cultura polaca tiene mucho que decir y aquí a penas se les oye.
Gracias por acercarlo para escucharlo mejor :)

(In Gowang Ring me está gustando mucho ;))