miércoles, 1 de julio de 2009

Ya no hay locos























Se conoce por drapetomanía (del griego δραπετης (drapetes, "fugitivo [esclavo]") + μανια (mania, "locura") a la supuesta enfermedad que padecerían los esclavos negros del siglo XIX, consistente en unas "ansias de libertad" o expresión de sentimientos en contra de la esclavitud. Fue acuñada en 1851 por el médico Samuel A. Cartwright, perteneciente a la Louisiana Medical Association.

El diagnóstico apareció en un artículo publicado en el New Orleans Medical and Surgical Journal donde el Dr. Cartwright argumentaba que la tendencia de los esclavos a tratar de escapar de sus captores o dueños era en verdad un desorden médico necesitado de estudio. Añadía además que con "el consejo médico adecuado y estrictamente seguido, esta práctica podría prevenirse"... a latigazos.






















Benjamín Rush invento la “silla tranquilizadora”. El paciente era confinado en este aparato, con agua fría sobre su cabeza durante horas. Creía que la locura la provocaba una inflamación en el cerebro, y de ese modo pretendía controlar la sangre que a este llegaba. Letal.






















El 13 de septiembre de 1848, Phineas Gage trabajaba en un grupo que abría paso para la línea del ferrocarril que corría cerca de Cavendish, Vermont. Phineas Gage, que entonces tenía 25 años, preparaba una de las cargas explosivas cuando una chispa hizo que la dinamita estallara, ocasionando que una barra metálica saliera volando y se le clavara en la mejilla. El otro extremo salió por la parte superior del cráneo, en el punto donde se unen los huesos parietales.

















El caso de Gage sirvió de inspiración a Egas Moniz, heredero de tantos y tantos psiquiatras que hicieron de la tortura su más potente herramienta de control… buscaban silencio acallando a Becky.

Siempre hay alguien que va más allá. Si el lobotomizador Moniz recibió el primo nobel en 1949. Walter J. Freeman se subió al Lobotomovil entre 1936 y los años 50, para girar por los Estados Unidos realizando Lobotomias en serie en su furgoneta personal, habitaciones de hotel, etc. Entre 40.000 y 50.000 personas sufrieron su aberrante intervención.

Ya no hacia falta perforar el craneo. Un picahielos directo al cerebro, levantando el parpado, bajo el hueso orbital. Sin anestesia, sin vergüenza, sin justicia.



Después llegaría la Terapia electro-convulsiva. Un sinfín de curas milagrosas. Thorazine, lobotomía química. Drogas que fabricaban pacientes de por vida… Si Rush hablaba de inflamación, aqui nos vendian el desequilibrio quimico, que debia ser regulado con drogas. NarcoFarmacéuticas asesinas...

Ahora estamos todos enfermos. Etiquetame, doctor.

PD; Recomiendo la pelicula Tarnation de Jonathan Caouette. Un autorretrato de estética desconcertante, warholiano, videoclipero, autocomplaciente, brillante… y sobre todo catártico. La fragilidad del hombre, la irrupción de la enfermedad mental (por culpa de una terapia de choque) y el deteriorio permanente del cuerpo y la mente, los traumas infantiles… un conglomerado de obligado visionado.

8 comentarios:

Portinari dijo...

Creo que la letra de la canción que interpreta Paco Ibáñez refiere justo a lo contrario que padecen esas personas que trabajaron como pseudo-verdugos. Unos enfermos de locura y otros de cordura.

En la edad media se creía que la locura residía en una piedra instalada en el cerebro (cómo no, esa piedra no existía realmente...) y se dedicaban a perforar cráneo y demás hasta llegar al lugar supuesto donde estaba la hipotética piedra. Sorpresa porque al llegar no había piedra.
En fin... escalofriante.

Bashevis dijo...

La canción va contrapuesta, cierto Portinari, esa era la intencion. Ya no hay locos… Ni personas curvas, ideas curvas, caminos curvos, porque el mundo es curvo y la tierra es curva y el movimiento es curvo.

Si, la piedra de la locura que también represento El Bosco... siempre ha sido lo mismo. Quien nombra la enfermedad enseguida patenta la cura. Charlatanes, psiquiatras, etc (no los equiparo, pero históricamente en ciertos casos se han entremezclado).

Escalofriante la historia, si.

Sempiterna salud.

Portinari dijo...

Precisamente pensaba en el Bosco cuando hablaba de la piedra de la locura, realmente me impactó mucho esa imagen y su consecuente anécdota que tan arraigada lleva...

Pues yo no me retractaría si dijera que charlatanes y psiquiatras acaban por ser lo mismo al cometer similares equívocos a lo largo de la historia. Es más prudente decir que se entremezclan, no es plan de herir sensibilidades, pero sí que me tocan la piedra de la locura semejantes personajes.

Cuando el mundo se empeña en las líneas, alinear (alienar... cómo se parecen), toca reivindicar la curva, siempre oculta en la base que lapida.

Un saludo Bash.

Portinari dijo...

Añado, que ya vi que cambiaste la entrada jeje.
Me recuerda ese primer caso a como se hacía con la homosexualidad (no eran latigazos, pero a saber), considerada enfermedad hasta el 84 aproximadamente, que fue cuando se eliminó del libro ese de patologías y derivados... aunque hay quienes aún la conservan entre su memoria como tal.

¿Desde cuando amar o ansiar libertad es una enfermedad? en fin.

Bashevis dijo...

Si, se me habia colado ese primer diagnostico, jeje.

La del Bosco también fue mi primera referencia. Luego en clase me enseñaron la de Jan Steen… y hay otra de Hemesen muy interesante.

No es por retractarse, jeje, pero siempre habrá alguno que utilice alguna terapia que realmente tenga en cuenta la relación estrecha y interesada con el paciente… pero aquí, como buen demagogo que soy, solo saco a los malos (que son muchos).

Si nos ponemos serios (y perros cinicos). Hoy sigue siendo una “enfermedad” amar o ansiar la libertad. Puede que lo sea porque quienes no bajan la bandera de la imaginación acaben siendo catalogados como locos. Porque el “Ne Travaillez jamais” sigue siendo una provocación (como lo era la pintada en el 53) aun hoy día. Porque “solo los peces muertos siguen la corriente” y “el trabajo asalariado nos obliga a levantarnos a la peores horas”… y la respuesta no serán latigazos. Pero la patronal sigue teniendo un idéntico papel.

Salud Portinari.

raúl quinto dijo...

lo del lobotomóvil y la silla tranquilizadora me ha parecido sublime. en serio, qué mina es tu blog. me van cruzando cables en la cabeza que, con tu permiso, espero explotar satisfactoriamente.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Bash, tu entrada me hizo recordar la "Historia de la locura en la época clásica", de Foucault. No sos un perro cínico sino un realista cuando decís que la patronal cumple el mismo rol. La diferencia es que ha refinado muchísimo sus mecanismos de tortura. Besos no sometidos (creo ... mmmm .... ¿cómo estar segura?) al Tratamiento Ludovico.

Bashevis dijo...

Raúl, explota cuando quieras y haznos participes de ello. Que salpique. Esquirlas de sangre en las bocas. Gracias por pasarte.

Mariel, ojala sea cierto que aun das besos no sometidos. Si, es realista lo que digo… quizás no sea consecuente con todos mis actos… seria demagogia más que cinismo… pero seguimos buscando una salida, eso siempre. Aun siendo refinados, les hemos descubierto y los tenemos a tiro.