domingo, 22 de agosto de 2010

Camino a la disonancia...Por un mundo incoherente…

Nos auto justificamos, nos sometemos, nos rendimos, nos vendemos a la comodidad moldeable ante una realidad que de otro modo no podríamos soportar… ¿o sí?


Experimento clásico realizado por Leon Festinger:

Primera Parte: El montaje

Es el año 1959, eres un estudiante de la Universidad de Stanford y se te pide que tomes parte de un experimento para medir resultados del desempeño en una tarea determinada. Como es obligatorio tomar parte en una cierta cantidad de experimentos para aprobar la clase aceptas la propuesta.

Una vez en el set se te explica que el experimento tiene como propósito medir cómo tus expectativas sobre la tarea a realizar afectan la experiencia de esa misma tarea. Aparentemente hay dos grupos, en el tuyo se te pide simplemente que hagas la tarea sin darte ninguna expectativa positiva ni negativa respecto a la misma.

Haces la tarea, que consiste en mover cucharas dentro de una caja durante media hora y te parece aburridísimo, la otra media hora la pasas moviendo clavijas en un tablero lo cual tampoco es demasiado divertido. Cuando terminas de realizar el experimento se te agradece y se te comenta que la gente encuentra la tarea muy interesante, lo cual a ti, que te has aburrido como un hongo, te suena a extraño. Pero el experimento a terminado y tu ya no piensas en eso.

Segunda Parte : El engaño

Cuando piensas que ya puedes irte a tu cuarto a estudiar, uno de los investigadores se te acerca y te explica que tuvieron un inconveniente en el estudio y que necesitan tu ayuda. Hay que tomar la prueba al siguiente grupo, aquel donde eran generadas expectativas sobre la tarea y se te pide que tú seas quien generes esas expectativas. Por hacerlo te pagaran un dólar, que en 1959 no es despreciable.

Tu nueva tarea consiste en decirle al sujeto que va a hacer la tarea que tu ya hiciste (la de las cucharas y clavijas) que es una tarea muy interesante e importante. Aquí sientes una puntada de arrepentimiento, pues sabes que para ti fue bastante sosa y aburrida. Nuevamente el investigador agradece tu participación y ahora te piden que evalúes tú la tarea realizada. Te demoras un segundo y comienzas a pensar que quizás no haya sido tan aburrido como te pareció al principio y le das un puntaje de interés medio.

Tercera parte: El auto-convencimiento

Tras finalizar la evaluación te encuentras con un compañero que participo del experimento y comparando notas encuentras que ha realizado todo lo mismo que tu, no sólo la tarea de las cucharas y clavijas, sino que también le han pedido que ayude a estimular a otros participantes, pero que a él… ¡le han pagado 20 dolares!

Ya empiezas a sospechar y cuando le preguntas que le pareció te responde que la tarea fue aburridísima. Tú en cambio, honestamente, la defiendes alegando que fue bastante interesante.

¿Que paso aquí? Un punto de disonancia cognitiva: tenemos dos corrientes de pensamiento que se contradicen entre sí, ¿cómo lidiamos con eso? Ese era el verdadero punto del experimento.

En este caso haces una tarea que te resulta en principio aburrida, pero luego se te pide que digas a otros que la tarea en realidad es divertida, pero tu no eres de esas personas que le gusta mentir a la gente ¿así que como resuelves la contradicción? Te convences a ti mismo de que la tarea fue en realidad amena, esto ayudado por el investigador que dijo que a otras personas le pareció interesante. Tu amigo mientras tanto, no tiene necesidad de recurrir a este truco mental, pues justifica su acción con el pago de los 20 dólares. El auto-convencimiento es una forma de reducir el malestar que conlleva lidiar con dos líneas de pensamiento contrarias, pero no es la única forma, otra forma de reducción de la disonancia cognitiva es interpretar la información de forma tal que coincida con nuestro punto de vista, aunque esto signifique tomar solo aquella parte que coincide con nuestras creencias anteriores y desechar el resto.


Info sacada de aqui

Otro articulo sobre el tema; La disonancia cognitiva, o cómo el ser humano se convierte en esclavo de sí mismo

1 comentario:

Stalker dijo...

Hoy me quiero dar un capricho, Bash... ¿me lo permites?

Pues ahí va:

¡ME CAGO EN DIOS!

Ya está.

Ya me quedé tranquilo.

Seguimos