lunes, 8 de febrero de 2010

Oda al caballo II



¿Os acordais de la primera oda al caballo? El viaje nunca es agradable. Desempolvando nombres, para que empiezen a sonar. Para que empiezen a resonarnos, incorporandolos, a nuestra Historia siempre insuficiente. Escarbando por necesidad, como cerdos en busca de trufas Jacek Blawut - Kostka cukru (1987)

5 comentarios:

Pompeyo dijo...

Humanadas. Te robo esa palabra para siempre.
Qué asco damos. Me quedo estas tres palabras para siempre.
Lo tuyo fue más sintético.

Bashevis dijo...

Róbala. Y úsala cada vez que sea necesaria.

soperos dijo...

no puedo, lo siento bash. en cuanto vi la pata rota no pude más. suficiente.

gracias, como te dije, por recordar cómo somos.

besos,
ò.

Bashevis dijo...

Haces bien O. No tienes nada que sentir, no hace falta verlo, precisamente por eso; porque lo sientes.

En estos temas hay dos posturas, igual de correctas. Yo tome el otro camino, verlo todo. Sin limitaciones. No sé porque, ni que gano con ello, pero es una decisión. Verlo todo y no apartar la mirada. Recordar cómo somos. Hasta el punto de que el otro día, en clase, nos pusieron un video sobre una “tradición” en tierras rusas en las que se sacrificaban docenas de carneros. Y el director no mostraba el sacrificio, que para mí era el tema central evidentemente. Seguía la llegada de gentes, la cháchara, el cocinar, los juegos previos, deportes rurales, comilonas, rezos, etc… y no tenía el valor, o no consideraba importante o valioso, mostrarnos el eje de todo eso; el hombre asesinando animales a cuchillo. No prejuzgo el acto, sea para su dios, para la pachamama o para Monsieur Popo. Pero muéstramelo, que pueda verlo, recordar cómo somos. No quiero ver al carnero llegar y en media hora verlo en el puchero. No puedo concebir esa desvergüenza, pretendida etnografía que delega también el en la mayor de las acciones; el matarife, el verdugo…

Gracias a ti. No me gustaría tener que recordar cómo somos a nadie. Me gusta que me acompañéis, eso sí :) Yo solo trato de recordármelo a mí cada vez que puedo.

SaLuz!

Portinari dijo...

Yo no puedo verlo, algo en mí se desasosiega ante la inevitabilidad, ante el dolor y eso que no muta.

Cerrar los ojos no hace que desaparezca. Saber que existe aún cuenta, y puede ser denunciable.

Es bonito acompañarse.