miércoles, 13 de enero de 2010



Recientemente salió a la luz una noticia que, por si no conocías ya, quiero comentaros aquí. Apunta a un hecho sucedido no hace mucho en el océano antártico. Bien, resulta que en las aguas de este, las orcas van en ocasiones a la caza de focas. Estas, a su vez, hayan resguardo encima de los bloques de hielo, donde las orcas no alcanzan a capturarlas. Ante esto, las orcas responden nadando en grupo de forma coordinada alrededor de los témpanos de hielo, para generar olas que los desestabilicen, de forma que las focas caigan al agua y sean presa suya. Sin embargo, a veces suceden cosas que nos parecen inesperadas.

Historia de un rescate

Acaba de salir a la luz un episodio documentado de este tipo de cacería del que fueron testigos los investigadores californianos Robert L. Pitman y John W. Durban, junto con un equipo de la Unidad de Historia Natural de la BBC. Estos, mientras se encontraban observando a las orcas se dieron cuenta de que en medio de ellas se encontraban dos ballenas jorobadas. Inicialmente, los investigadores pensaron que estas podrían estar siendo atacadas por las orcas, pero pronto se dieron cuenta de que no era así. En lugar de eso, vieron que su papel en la situación que estaban presenciando era muy distinto.

Obsevaron que, debido al empuje de las olas creadas por las orcas, algunas focas cayeron al agua. Una de ellas, entonces, comenzó a nadar a toda prisa hacia donde estaba una de las ballena jorobada.

Ante esto, la ballena se dio la vuelta, girando de modo que permitió subirse a su pecho a la foca, que pasó así a encontrarse protegida entre sus aletas dorsales. Ante la cercarnía de las orcas, la ballena arqueó su pecho, de forma que la foca pudiese mantenerse por encima de la superficie del agua, fuera del alcance de estas. Sin embargo, la foca seguía en peligro, pues el pecho de la ballena jorobada tiene pliegues, y por estos corría el agua, empujando así a la foca, que se encontraba en riesgo de caer. Ante esto, la ballena reaccionó moviendo su aleta para sostener a la foca y mantenerla sobre cuerpo, evitando que cayese al alcance de las orcas (la foto tomada por Robert Pitman recoge este momento). Cuando las orcas se alejaron del lugar la foca regresó al agua, y rápidamente se subió a un bloque de hielo.

Según los investigadores, este sería un ejemplo de un comportamiento alomaternal, conforme a la cual algunos animales (entre ellos los humanos, por supuesto) cuidan de otros animales −sean o no de su misma especie− como lo harían con sus propias crías.

Una noticia fantástica, ¿verdad?

Algunos prejuicios a cuestionar

Hay dos ideas a las que esta noticia apunta que me gustaría destacar.

La primera, nos muestra hasta qué punto nuestros prejuicios especistas distorsionan nuestra visión de las cosas. Pitman y Durban han indicado: “cuando un ser humano protege a otra especie amenazada de peligro, lo llamamos compasión, pero cuando lo hace una ballena una ballena lo llamamos instinto. Sin embargo a veces esta distinción no es clara del todo”. ¿Qué cabe decir ante esto? Pues que es evidente que no es nada clara. Es que no lo es porque tal distinción no existe. Aquí estamos ante una diferenciación arbitraria y falaz. Una diferenciación que se establece para distanciarnos de los demás animales. Se considera habitualmente que los únicos seres con la capacidad de hacer toda una serie de cosas son los seres humanos. Por ejemplo, se asume que los únicos con la capacidad de tener sentimientos altruistas. Esta noticia desmiente esta afirmación.

La segunda idea, que es la que más me interesa destacar, es la siguiente. Comúnmente se considera que la suerte que padecen los animales en los espacios naturales en los que se encuentran al margen de la actividad humana nos debe dar igual. Se piensa de forma común que el sufrimiento y la muerte de animales en sus medios, si no es causada por los seres humanos, no es nada negativo. Esta noticia cuestiona que esto sea así; al menos, nos lo cuestiona a todos aquellos y aquellas a quienes el leerla no nos ha dejado indiferentes. Sí es algo negativo, por lo menos para las víctimas, y si es bueno que tal sufrimiento y muerte sea evitado.

Sacado del blog de Oscar Horta Ética más allá de la especie

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