jueves, 24 de diciembre de 2009

Matar esta inscrito en el código de la guerra. Rapar, en cambio, producir el espectáculo publico de la degradación de la mujer como mujer, no esta inscrito en ningún código civilizado que nos sea familiar y dibuja bajo los pasos de nuestros contemporáneos un abismo regresivo que le agarra de espanto.

Para destruir la condición femenina de la mujer republicana, para provocar la humillación, la dimensión visual del acto es un aspecto esencial. Se trata de una violencia visible y que tiene que ser vista.



















4 comentarios:

Laura dijo...

Por republicanas y por liberadas, por cuestionar las ataduras...Hoy nos emocionan esas peladas, pero cuánta humillación....No sólo las rapaban, huella externa de su "pecado" sino que las purgaban con aceite de ricino para que su poder laxante depurara su “tóxico interior”, y les prohibían mostrar cualquier tipo de luto a las viudas, hermanas y madres de fusilados. Sin besos, como en Trobriand.

Bashevis dijo...

Por republicanas, por colaboracionistas... por humanos.

Sin besos, no los merecemos.

Arturo Borra dijo...

¿Y cómo no hacerse presente por aquí, con esas mujeres humilladas, con esa estigmatización de lo que es talado, cabellera dañada de una república fusilada por los Payasos Blancos más siniestros, aquellos que mutilan el deseo...
Un abrazo,
arturo

Bashevis dijo...

Cabellera dañada de una república fusilada por los Payasos Blancos más siniestros… así es. Pero repito, ninguna de estas fotos está tomada en España. Tan solo el segundo párrafo hace referencia a esta. El resto nos muestra y habla de las femmes tondues… realmente es igual.

Nos habla de los paseos de indignidad, la humillación como herramienta constante en los conflictos políticos y su conexión con el género. Desde siempre… payasos blancos y augustos.

salud Arturo!