viernes, 3 de julio de 2009

Intravenosa


He visto morir a Itziar, no he podido hacer nada.
Me acerco, lloro junto al árbol, miramos los dos al cielo.
Seguramente no estás ya en ninguna parte, solamente aquí, en mí, conmigo.
La ha besado la muerte.
Baja en su rostro lentamente, de Dios, una lágrima de sufriente, infinita dulzura.
Me acerco a Dios. En lo alto de una colina lo veo desaparecer.
Le seguían a distancia unos campesinos con alas.
Entro y salgo en la palabra.
Entro en el muro y salgo.
Entro en mi cuerpo y salgo.
No es tan incompleto mi cuerpo, mi país.
Entro en mi país y salgo.
Entro en la palabra. Me quedo.
Os digo que no estoy.
Estamos en el fin. A ninguna parte hemos llegado.
Ponedme en la mano tierra, tierra alrededor.
Ya no queda tierra para uno, pronto.
La tierra es para todos. A mí, acostadme de un lado.
Que sea del derecho. Es como duermo.
Y no me toquéis. No quiero nada encima, sólo hierba.
Que pueda sentir una vaca que pasea.
Que la meada de la vaca o de un pollino me llegue hasta el costado izquierdo. Tierra a la vista.
Llego un poco tarde, perdonadme.
Ya estamos todos. Podéis mezclar nuestros huesos.

Poema que Jorge Oteiza escribió tras la muerte de su esposa, Itziar Carreño, en diciembre de 1991

















Pasé la vida,
quemé mis horas,

insatisfecho.

Por eso siempre anduve

buscando a Dios.


Traté de verle

en las entrañas de las cosas.

Soñé sorpresas,

toqué descubrimientos.

El espectáculo como manipulación del tiempo

devino técnica de comunicación.


El dolor de la vida me llevó al gozo

de lo más espontáneo, sencillo, directo.

Y allí descubrí

el gran espectáculo

de la ciega cohesión amorosa

que me iluminó de sensibilidad.

Creí en el camino real,

no busqué nunca las trochas,

tropecé, obvio, con férreas estructuras,

entregué mi energía en el empeño de
modificarlas.


Siempre anduve tropezando,

cayendo, levantándome

por milagro,

animándome por ilusionado.


Torpe, sin poner inteligencia
siempre apasionado
viviendo de milagro.

Pasé la vida. José Val del Omar, Tientos de erótica celeste, selección y adaptación de Gonzalo Sáenz de Buruaga y María José Val del Omar (Granada: Diputación de Granada 1992)

10 comentarios:

PÁJARO DE CHINA dijo...

Han llego los besos explícitos a Trobriand. El goce de lo sencillo, la vida de milagro y la mezcla de nuestros huesos con los huesos de aquél de quien no podemos prescindir. También las fotos, además de los besos escritos, son preciosas. ¿De qué mano salieron? Los torturados, los gatos con alas, los conejos con cuernos y las niñas que nunca envejecen se lamen sus heridas con estos poemas.

Bashevis dijo...

Si, han llegado. Pero los traen dos extraterrestres. Me gustaría saber si te suena Jorge Oteiza?
Estamos quizás ante uno de los 5 artistas clave del siglo XX… y su vida y obra crean “espacio” en Trobriand… solo le faltaba un cuerno. Te lo pregunto porque intuyo que te podría interesar saber de él. Está bien saber de aquellos que llegaron al umbral, al límite…

Además Oteiza hizo el gesto supremo del artista. Renunciar a la escultura (cuando había llegado donde pocos lo han hecho). Cuando su obra comenzaba a tener cierta acogida internacional… no conozco un ejemplo tal… Oteiza siguió adelante… con la poesía y un sinfín de cosas.

Y a la pregunta “de que mano salieron” estas fotografías… déjame responderte en una pronta entrada… se que te va a gustar.

Salud.

@SusVersiva dijo...

El poema de Oteiza, a quien no conocía tampoco como escritor, me ha tocado en lo hondo. Entro en el poema y no sé si lograré salir. "Me acerco a Dios. En lo alto de una colina lo veo desaparecer." Qué intensa la imagen de querer permanecer en la hierba, junto a los paseos de las vacas. Mezclados sus huesos con los de la amada, de quien, como dice Mariel, no se puede prescindir.

Un gran descubrimiento, Bashevis. Gracias.

Bashevis dijo...

Oh Susana! Gracias por venir a Trobriand.

Bueno, Oteiza esculpió ese seguir mezclado con su amada, con simplicidad. Aquí la podéis ver:

http://www.deia.com/cache/fotos/d882f94a444531c83cd0f293adc69f17.jpg

Y ya había hablado antes en Trobriand sobre el lugar adecuado para sentir una vaca que pasea:

http://entrobriandnohaybesos.blogspot.com/2009/01/tarkovsky.html

Bienvenida, ponte… incómodamente cómoda (se buscan ambas cosas, jeje).

Stalker dijo...

Bashevis:

¿de veras no conoces más renuncias de ese calibre?

Te estás quedando conmigo...

abrazos, camarada

Stalker dijo...

Glups, el poema de Oteiza me ha partido por la mitad. Se nota que está compuesto por alguien poco ducho en la escritura poética (es mi opinión simplemente), pero el temblor, el sufrimiento y la pérdida que expresa...

Caray, Bash, voy a empezar a creer en tus vascos, y no sólo en san Lertxundi...

abrazos

PÁJARO DE CHINA dijo...

Bash, me uno a Susana, Oteiza es un descubrimiento para mí. Voy a seguir tu hilo de plata. Sus palabras golpean por vía intravenosa porque no tienen método ni artificio, como dice Stalker. Las escuchás en estado puro, nacidas de la urgencia.

Bashevis dijo...

Stalker;

Dígame usted mas renuncias a la altura de Oteiza, por dios! Siempre me quedo contigo, jaja. Dimeeeeee.

Lertxundi y Oteiza. Los dos son de Orio. Curioso.

Bueno, de temblores Oteiza creo que sabía un poco. Y este es un santo mayor dentro del panteón vasco (un santo neolítico).

Stalker; si quieres vamos rellenando con estos personajes el friso de Aránzazu en el que Oteiza coloco 14 apóstoles… Siempre nos preguntamos por qué hay 14 apóstoles. Oteiza contestó que fueron 14 porque no cabían más… ¿Quiénes son los otros 12?

Mariel;

Primero acércate a su obra escultórica. Donde llego más lejos (lejísimos).


Saludos Hermanos.

Portinari dijo...

Me han gustado mucho los poemas Bash.

El de Oteiza en particular, aunque ya veo que a casi todos nos ha calado bastante.
Es un poema escrito desde la caída en la que se toca fondo.

El de Val de Omar:
"El dolor de la vida me llevó al gozo
de lo más espontáneo, sencillo, directo.
Y allí descubrí
el gran espectáculo
de la ciega cohesión amorosa
que me iluminó de sensibilidad. "
Yo me quedo en esos versos.

Bashevis dijo...

Si Portinari; Es un poema escrito desde la caída-perdida en la que se toca fondo...