martes, 16 de diciembre de 2008

El carácter dulce y pacífico de los joi-joi los llevó a recibir amigablemente a los boers (campesinos) instalados, en el siglo XVII, en la Colonia del Cabo, por la Compañía de Indias Orientales holandesa. Rápidamente, las tierras fueron apropiadas por los blancos, y los joi-joi sometidos a esclavitud y servidumbre, cuando no lisa y llanamente exterminados. La “Venus Hotentote” era una infeliz mujer joi-joi llevada por uno de sus amos desde la entonces Colonia del Cabo a Europa, para ser exhibida como curiosidad. A Londres llegó en 1810, y recorrió Inglaterra como objeto de un espectáculo que terminó en el escándalo: se la mostraba semidesnuda y, por un pago extra, se permitía que los espectadores tocaran sus nalgas prominentes, producto de la
esteatopigia, como si esta característica de las mujeres joi-joi no existiera en muchas mujeres europeas. Finalmente, una sociedad benéfica solicitó la prohibición del espectáculo y la
pobre africana fue llevada ante los tribunales. Luego de que este inconveniente provocara el fin del negocio en Inglaterra, fue trasladada a París, donde un domador de fieras la exhibió
durante quince meses. En ese tiempo, además de satisfacer la curiosidad pública, fue objeto de estudio por parte de varios científicos franceses, entre ellos Cuvier, quien la describió como una mujer inteligente, de excelente memoria y que hablaba fluidamente el holandés.

Pero quizá lo más significativo se produjo después de la muerte de la “Venus Hotentote”. Falleció en 1815, de algo que se describió como una “enfermedad inflamatoria”. La comunidad científica parisina se reunió para realizar su autopsia, luego de que Cuvier realizara un vaciado en yeso de
su cuerpo. Los resultados de la autopsia fueron publicados también por Cuvier. Y desde entonces hasta 1974, su esqueleto, su cerebro y sus genitales estuvieron en exposición en el Museo
del Hombre de París. Sus genitales, sobre todo, fueron durante ese tiempo objeto de gran curiosidad, por poseer lo que se denominaba sinus pudoris o también “cortina de vergüenza”,
en realidad una elongación de los labios menores de la vagina, propia según algunos de las mujeres joi-joi. (Gould, 1985)


Sobre la base de estos estudios “científicos” de la Venus Hotentote, un etnólogo norteamericano, Josiah Clark Nott, llegó a la conclusión de que los hotentotes, junto con los bosquimanos, eran: ...los especimenes más bajos y más bestiales de la
humanidad. (Nott, 1855)

¿Habrán cometido los hotentotes alguna vez la
bestialidad y la bajeza de convertir a un ser humano en objeto de exhibición?
Lo dudo, pero Nott, primer traductor de la obra
de Gobineau al inglés, no podía calificarlos de otra manera.

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